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Plantilla:Spoiler

Esta historia corta tiene lugar poco después del final de Shield of Winter pero antes de Shards of Hope. Fue compartida por Nalini Singh en Diciembre del 2015 a través de su newsletter.

Personajes[]

Historia[]

Ivy colocó la pieza central en el medio de la gran mesa de madera que ocupaba la nueva área del comedor de Vasic y ella. Su pequeña cabaña había sido ampliada en una extensa casa de cinco dormitorios en un tiempo récord, gracias a los esfuerzos combinados de su comunidad y un escuadrón de Flechas. Las Flechas habían hecho la mayor parte del trabajo físico, los constructores más experimentados que vivían cerca elaboraron los planos y compartieron sus conocimientos y experiencia.

Ivy se había asegurado de que la extensión incluyera grandes espacios comunales. Este comedor fluía después de una amplia cocina llena de luz gracias a todas las ventanas que daban sobre el huerto de Ivy, los huertos de vegetales bordeados de flores. Entre el área del comedor y la cocina estaba un cómodo conjunto de sofás y sillas alrededor de una mesa baja.

Lo único que separaba a la cocina del área de estar era un mostrador.

Había tenido que convencer a Vasic sobre la utilidad de un área de estar. Él no había estado seguro de que sus compañeros Flechas se sentirían cómodos en un ambiente tan casual, no cuando estaban acostumbrados a las reglas y líneas rectas. La relajación era un concepto extraño.

Ivy había prevalecido cuando señaló que incluso si a los Flechas adultos no les gustaba ese espacio, a los niños sí podría gustarles. Hasta el momento, el escuadrón no había permitido que ningún niño fuera allí, preocupados con la posibilidad de garantizar su seguridad, lo cual Ivy entendía. Pero con su propia seguridad ahora intensificada, sabía que la situación estaba cambiando rápidamente.

Algún día cercano, los niños correrían a través de estos lisos suelos de madera, tumbándose para jugar en la alfombra suave pero resistente que había colocado en el centro de la zona informal, solo una parte de la cual estaba cubierta por la mesa de café. Se reirían y le preguntarían qué estaba cocinando, y ella les serviría una sorpresa de vez en cuando. Y un día, esos niños tendrían los ojos de un gris invernal que para ella contendrían el universo. 

La idea hizo que su corazón se volviera grande dentro de su pecho, casi demasiado grande para contenerlo.

Tragando el nudo de emoción, alisó las manos sobre la mesa de madera construida por su Flecha y su mejor amigo. Ellos la habían pulido y lustrado en un acabado liso, pero no habían hecho ningún intento de ocultar o borrar las fallas en la materia prima: las caídas y los valles, la grieta que dejaba al descubierto el oscuro corazón de la madera color miel, la ligera deformación en un borde.

Era el mueble favorito de Ivy. Su centro de mesa no era nada exagerado, solo un grupo de flores silvestres que había recogido y colocado en un pequeño frasco de vidrio que una vez había tenido conservas. No cumplía más propósito que dar un toque alegre de color. Ivy ahora podía hacer cosas tan abiertamente. Ya no tenía que ocultar sus instintos e inclinaciones, ya no tenía que vivir con miedo, su mente dolorosamente encadenada. Ella era una E, una empática, y encontraba alegría en el cuidado de quienes la rodeaban, en asegurarse que estaban felices y contentos, en crear un hogar que prodigue la bienvenida incondicional.

–Ivy. - Dando la vuelta, sonrió al hombre que había sentido en el instante en que entró por la puerta. 

¿Cómo estuvo tu caminata con Conejo? –Su pequeño perro blanco todavía tenía una tendencia a seguir Vasic alrededor cada vez que él salía, como si su mascota supiera muy bien lo cerca que habían estado de perder a este hombre que era el corazón de Ivy. Las primeras veces que Vasic se había teletransportado sin previo aviso, Conejo había ladrado durante varios minutos en agraviada irritación, luego ignoró a Vasic durante al menos una hora después de su regreso, aunque incluso entonces, Conejo nunca se fue lejos. Más tarde, él había empezado a caminar aún más cerca de Vasic, como si estuviera tratando de colarse en el telepuerto. En estos días, Vasic simplemente lo llevaba con él excepto cuando la situación podría ser peligrosa. Su mascota era probablemente el cachorro más bien viajado en el mundo entero.

Está descansando bajo el árbol de manzana con el tronco lleno de cicatrices –dijo Vasic–. Le lance palos para que los persiguiera y se cansara a sí mismo. –Él curvó el brazo alrededor de ella cuando ella caminó para envolver el suyo alrededor de él.  Su olor la rodeó, familiar y amado. 

Nada se siente tan bien como estar en tu abrazo –dijo ella, frotando su mejilla contra su pecho antes de inclinar la cabeza hacia atrás para mirar a los ojos en la que una vez había visto el invierno y ahora veía un amor que la definía. Dedos fantasmales deslizando hacia atrás su cabello suelto, su amante telequinético acariciándola de una manera que solo él podía. 

–No te entristezcas si ellos no vienen.- No era un empático, pero Vasic la podía leer como un libro abierto. Parte de ello era por el vínculo psíquico que les conectaba corazón a corazón, pero el resto era simplemente Vasic. Él la veía, escuchaba, y la sorprendía haciendo cosas como construyendo la mesa de comedor con Aden cuando, habiendo decidido que los hombres habían trabajado lo suficientemente duro en la casa, ella ni siquiera había insinuado su deseo por una. 

–Sí me entristeceré –admitió con un ceño–. Envié invitaciones específicas a diez del escuadrón. –No una invitación general, sino más bien una dirigida a particular, siguiendo la teoría de que las Flechas estaban acostumbrados a hacer planes específicos y sería más posible que acudieran a su primer intento de un evento grupal. Tantos habían ido a la boda de Vasic y ella, pero eso había sido por una razón profundamente simbólica y muy importante. El único motivo de esta era tener una reunión social. Ella esperaba que el éxito de esta pequeña cena diera lugar a una sensación más profunda de comodidad entre los asistentes, que luego se extendería al resto de la plantilla.

–Esta casa –dijo a su Flecha personal–, es tan nueva que todavía me sigo encontrado el ocasional bucle de madera que no vimos cuando construimos. Huele a nuevo, huele como a posibilidad y esperanza.

–Yo no era consciente de que las emociones tuviesen un olor.- Arrugando la nariz ante el hombre al que adoraba más que la vida, Ivy se elevó de puntillas para besarlo. Solo por el hecho de que era suyo y que estaba tomándole el pelo y le encantaba tocarlo. Él le devolvió el beso en plena medida... y a la mitad, ella se dio cuenta de que él había utilizado sus habilidades de telequinesia para levantarla varios centímetros del piso. Riendo en el beso, le preguntó telepáticamente: –¿Cansado de inclinarte para darme un beso?-

–Por tu beso, Ivy, iría a cualquier parte... pero esto es más eficiente.- Sus hombros temblaban y ella no pudo seguir besándolo. Algunos de sus amigos pensaban que Vasic era demasiado serio, demasiado tranquilo; ellos habían descubierto lo contrario cuando llegaron a conocerlo más. Él sabía cómo sonreír, su amante, aunque sus labios rara vez se curvaban. 

–No puedo discutir con eso. – Envolviendo sus piernas alrededor de sus caderas, ella se apoyó en el beso, sus dedos profundos en la fría seda de su pelo. Ella no hizo ningún intento de sostenerse a sí misma, confiando en Vasic para mantenerla a salvo. Él siempre lo hacía. Su sabor se hundió en sus huesos, su calor y fuerza tan familiar, una caricia como el beso que la derretía. 

Me entristeceré – le dijo ella cuando rompió el beso, acariciándolo–, pero seguiré intentando. Quiero que entiendan que ahora somos una familia, y que siempre son bienvenidos.-

Vasic deslizó su mano sobre sus curvas cuando ella saltó al suelo. –Nadie que yo conozca es tan terco como cierta empática.

–Y no lo olvides. –Le acarició la mandíbula antes de volver a caminar hacia el mostrador de la cocina en la que había colocado una bandeja llena de frutas enteras que planeaba recortar una vez que sus invitados comenzaran a llegar. Con Vasic como su consultor experto, ella había elegido la fruta que tenía un sabor más suave, menos dulce o acida. Las Flechas utilizaban insípidas barras nutritivas como la mayor parte de la raza Psi; ella tendría que suavizarlos con otros productos alimenticios. Ella también había hecho un guiso ligero y un blando pan plano que su amiga Jaya le había mostrado cómo preparar. Ninguno tenía un sabor intenso. Comprobando para asegurarse que el guiso hervía en la cocina, se volvió hacia Vasic. 

–Compartiré esto con mis padres y las otras personas que viven aquí, si los miembros del escuadrón no pueden venir. -

Aden vendrá. –Vasic se inclinó hacia su mascota Conejo cuando su perro corrió a la habitación, las uñas de Conejo haciendo familiares sonidos de rascado en el suelo. Ivy había recortado esas uñas recientemente, después de sentar a Conejo en su regazo. Desde el principio, él siempre se había sentado en silencio mientras ella lo hacía, como si supiera que ella solo estaba tratando de hacerle más cómodo. 

Hola, tú –dijo ella mientras él se acercaba a ella, con su cola moviéndose salvajemente–. ¿Ya descansaste? –De rodillas, le rascó detrás de las orejas como sabía que a él le gustaba.  Pasos sonaron en el piso de madera mientras ella se reía de la lengua colgando en éxtasis de Conejo. Ella conocía esas pisadas. –Hola, Aden.

-Ivy.- Frotando el vientre de Conejo cuando se dejó caer sobre su espalda con las piernas en el aire, ella escuchó a Vasic y Aden a hablar de una operación en curso con la facilidad de los hombres que se conocían desde la infancia. Ellos estaban conectados por lazos inseparables, su Flecha y su mejor amigo. Fue Aden quien había mantenido a Vasic vivo y cuerdo el tiempo suficiente para que Ivy hubiera sido capaz de encontrarlo. Y fue Aden quien había aparecido día a día para ayudar a Vasic a descubrir su equilibrio físico después de que Samuel Rain tuvo que retirar el brazo de Vasic con el fin de salvar su vida.

Ella se había sentado con Conejo en el porche de su vieja cabaña, que ahora se incorporaba a esta casa con el dormitorio de ambos, y observado a los dos hombres mientras se movían con gracia letal. Incluso con su equilibrio desarticulado inmediatamente después de la operación, Vasic no había perdido nada de esa gracia. Sin embargo, dado lo altamente capacitado que estaba, no había tardado mucho en encontrar un nuevo equilibrio. Por supuesto, Samuel estaba decidido a construir una prótesis integrada. El científico era lo suficientemente brillante por lo que él podría encontrar una manera de eludir los sistemas en el cuerpo de Vasic que habían sido dañados permanentemente por el guante experimental que casi lo había robado de Ivy.  Pero ese era el objetivo de Samuel, no de Ivy. Lo que le importaba a ella era que el daño del guante fue localizado, no había tenido impacto en la salud general de Vasic. Ella estaría eternamente agradecida con Samuel y su equipo quirúrgico para asegurarse de que Vasic saliera vivo de la sala de cirugía.  Cerrando los ojos con fuerza, ella respiró lento y profundo.

–Ivy.

-Estoy bien –le dijo a su Flecha–. Solo feliz.

Vasic la observó evaluándola cuando se puso de pie, sus ojos fijos. Entonces él extendió su brazo. Acercándose para apretarse contra él, ella extendió una mano a Aden. Él se había sentado con ella durante las angustiosas horas de la cirugía, le habló de su infancia y de Vasic, le impidió romperse. Nunca olvidaría eso. Hoy le permitió curvar sus dedos alrededor de su mano en señal de bienvenida antes de separarse. 

–Gracias por venir, Aden.

Sintiendo otra presencia en ese mismo momento, Ivy hizo un sonido inarticulado y se separó de Vasic. Su amiga Jaya rió por el impacto del abrazo de Ivy, la otra E se había teletransportado con el Abbot de ojos azules.

–¡No sabía que ibas a venir! –Ivy no había invitado a Abbot y a Jaya, no porque no quería que asistieran, sino porque sabía que estaban ocupados con la creación de una escuela de formación de empáticos en la región de Jaya.

Jaya le devolvió el abrazo con igual entusiasmo antes de separarse. El elegantemente hermoso rostro de la alta mujer estaba iluminado con chispeante calidez. 

–Escuché que estabas teniendo una fiesta y no quería sentirme excluida. –Agregó una posdata telepática–. También pensé que podrías necesitar un poco de apoyo.

Gracias. –Ivy miró por encima del hombro para ver que Abbot se había unido a Vasic y Aden. Volviendo a su amiga, continuó hablando en el nivel telepático–. ¿Cómo les va a tu flecha y a ti?

Los ojos de Jaya brillaron húmedos. –No tengo palabras, Ivy. Él me ama con una profundidad que me roba el aliento. –Ella se llevó una mano en puño contra su corazón, se frotó–. Cuando estoy con él, me siento más. Más grande. Mejor. Más fuerte.

–El amor hace eso. –Ivy estaba a punto de preguntar por un joven empático en la familia de Jaya cuando otra forma femenina apareció en la puerta–.

¡Zaira! –De todas las personas que había invitado, la comandante veneciana era la que menos había esperado que se presentara–. ¡Adelante!

Caminando hacia dentro, la comandante de duros ojos levantó una pequeña caja envuelta en papel de plata y atada con una cinta del mismo color. Tenía un toque profesional, como si hubiera sido hecho en una tienda. 

–Mi investigación me dijo que como invitada a una fiesta de inauguración, se espera que lleve un regalo.

Los ojos de Ivy se agrandaron. Nunca habría pensado que Zaira haría esto. Por otra parte, la comandante había estado viviendo en Venecia por años... y aunque ella no pretendía entender el concepto de "animales domésticos de compañía", Ivy había visto a Zaira acariciar a Conejo durante la reconstrucción, aunque solo cuando la Flecha pensaba que nadie estaba mirando.

–Gracias. –Ella aceptó el regalo con una sonrisa–. Estoy tan feliz de que vinieras.

Zaira dio una breve inclinación de cabeza justo cuando Conejo se levantó de su posición sentada y se fue derechito hacia la comandante veneciana. Moviendo la cola, le ladró con entusiasmo hacia ella. La respuesta fue una fría. –No hablo canino.

Ivy se mordió el interior de su mejilla. Jaya le habló telepáticamente al mismo tiempo. –¿Está haciendo una broma? Estoy segura que lo es.

–Es altamente posible. –Las Flechas no siempre eran predecibles–.

¿Quieres una bebida? –Ivy colocó el regalo de Zaira cuidadosamente sobre el mostrador–. Hice agua de fruta, básicamente agua con un poco de jugo de fruta fresca. –

El zumo de fruta puro tenía un sabor demasiado intenso para los Psi que fueron criados en bebidas nutricionales. Zaira hizo una pausa. Aden se acercó, mientras que su compañera Flecha seguía pensando sobre la oferta de Ivy. 

–¿Cómo esta Venecia?

–Estable. –La comandante miró a Aden–. Ivy está ofreciendo agua con sabor a fruta.

–Deberíamos probarla.

Ivy tenía la sensación de que Aden estaba hablando telepáticamente con Zaira al mismo tiempo, mientras hablaba en voz alta. Fuera cual fuera su discusión en silencio, ellos se volvieron hacia ella y asintieron con la cabeza aceptando su oferta. Detrás de ella, Jaya ya estaba sirviendo el agua en los vasos que Ivy había propuesto. Tomándolos de su amiga, Ivy entregó las bebidas no solo a Aden y Zaira, sino también a Abbot. Vasic negó con la cabeza ante su pregunta en silencio cuando ella levantó un vaso hacia él. Había sido su conejillo de indias, ya había bebido dos copas mientras ella probaba diferentes combinaciones. Ahora, su Flecha tocó su espalda baja con su mano. 

–¿Son suficientes los invitados para una satisfactoria fiesta de inauguración?

–Oh sí. –Ivy estaba encantada de tener a tanta gente aquí cuando realmente había esperado solamente a Aden–. Debemos…

Se detuvo a media frase después de tener conocimiento de otra nueva presencia... más de uno. Vasic miró hacia la puerta al mismo tiempo. Axl y Amin aparecieron con Nerida. Ivy apenas acababa de terminar de recibir a las Flechas de alto nivel cuando otros cuatro miembros del escuadrón llegaron. Luego cinco más.

–¡Yo no invite a tantas personas! –Ivy comunicó telepáticamente a Vasic, el deleite burbujeando en su torrente sanguíneo–. ¿Lo hiciste tú?

No. Pero sí le pedí a Aden que informara que estábamos teniendo una fiesta de inauguración de la casa y que todas las Flechas eran bienvenidos. A nadie se le ordenó venir, Aden tuvo mucho cuidado en expresarlo como una invitación abierta que nuestros compañeros de escuadrón eran libres de aceptar o rehusar.

Ivy lo miró. –No me contaste eso. - Su expresión no cambió pero sintió una onda a lo largo de su vínculo y esa onda, sabía a Vasic, a invierno, a la casa. 

–No quise que estuvieras decepcionada si nadie aceptaba la invitación. Su corazón se llenó de nuevo. Colocándose de puntillas, ella ahuecó su mandíbula bien afeitada en sus manos, le dio un beso. –Te amo. - La respuesta de Vasic fue tocar con sus dedos su propia mejilla. Mientras Ivy se empapaba en la caricia, era consciente de las otras Flechas mirándolos. Eso estaba bien. Ellos tenían que ver el amor, necesitaban ver el afecto, necesitaban saber que este futuro también podría pertenecerles.

Tenemos más invitados.- Se giró y encontró a un grupo de diez jóvenes Flechas que le dijeron que habían llegado por medio de una avioneta que habían aterrizado en una franja en el otro lado de la localidad más cercana. Después de eso, habían saltado a la parte trasera de un camión conducido por uno de los locales que habían estado dispuestos a llevarlos a la huerta. Él les había pedido que "colaboraran" solo lo suficiente para cubrir el cargo que su viejo vehículo necesitaría para el viaje de regreso.

La negociación fue simple una vez que dejamos en claro que no teníamos asuntos Flecha que tratar en su ciudad –una de las Flechas le dijo a Abbot–. Le ofrecí una cuota mayor, pero el agricultor se negó justificando que esta era una acción de “vecindad”. Solicitó que si tuviéramos la oportunidad, él lo agradecería si pudiéramos recoger un repuesto difícil de encontrar para un vehículo agrícola, trayéndolo la próxima vez que estuviéramos en la zona.

Ivy reprimió una sonrisa. Se preguntó lo que los lugareños estaban haciendo con esta afluencia de soldados vestidos de negro. Un poco de miedo no era inesperado, pero la gente del pueblo eran también hombres y mujeres rurales acostumbrados a adaptarse de lo que la vida les arrojaba, incluyendo, al parecer, Flechas necesitando un aventón. 

La afluencia no se detuvo. Su mesa se desbordó. Las Flechas se sentaron en los sillones, se reunieron en pequeños grupos en los espacios abiertos. Alguien había traído a Tamar, un especialista civil que trabajaba con el escuadrón, y ella hizo buenas migas con Jaya, el Silencio de Tamar siempre había sido cuestionable en el mejor de los casos. Las Flechas eran vigilantes y tranquilas en su mayor parte, pero ellos probaron su bebida, su comida. Fue demasiada sensación para muchos de ellos y se devolvieron a las barras y bebidas nutritivas, pero no se marcharon. La conversación, cuando obtuvo vistazos de ella, era sobre todo acerca de misiones y tácticas. Sin embargo de vez en cuando, ella descubría algo diferente. Jaya estaba hablando de su familia, sobre un niño empático que estaba ayudando a entrenar. 

Resulta que la razón por la que muchos de mis primos estaban deprimidos y no particularmente siendo exitosos en mantener empleos –dijo–, fue porque habían estado sofocando sus habilidades empáticas. –Su tono se volvió seco–. O eso es lo que le están diciendo a sus padres.- La otra empática se inclinó amigablemente hacia Ivy cuando esta llegó a su lado. –Tengo que admitir que todos ellos están sobresaliendo en sus estudios E, nunca los he visto tan emocionados.

Puedo entender eso. –Ivy nunca olvidaría la agonía que habían sido sus escudos separándose cuando su cerebro luchó contra el condicionamiento que contaba con estrangular un aspecto integral de su naturaleza. Un cuerpo pequeño y peludo se movió entre ella y Jaya en ese instante, Conejo miraba hacia arriba con los ojos brillantes. Tamar fue inmediatamente hasta sus rodillas. 

Hola, Conejo.- Rebotando hacia ella, Conejo se revolcaba en su caricia entusiasta. –Él me hace compañía cuando Vasic lo lleva al compuesto –compartió Tamar–. Hice comprar a Vasic regalos especiales que guardo para él.

–Él te tiene justo donde quiere. –Ivy negó con la cabeza a su mascota sin vergüenza, con los labios tirando hacia arriba en las esquinas. Dejando a Tamar y Jaya hablar, caminó alrededor, garantizando que todos sus invitados estuvieran felices, o al menos cómodos. Pero para Vasic, las Flechas aún no habían verdaderamente abrazado la emoción. Sin embargo, estaban aquí y se quedaban a pesar de la casa estaba llena y los brazos se rozaban, hombros chocando.

En algún momento, se dio cuenta de que estaban entrando y saliendo, algunos pasando por turnos o en la asignación, mientras que otros iban a ellas. Vasic desaparecía de vez en cuando le pedían un telepuerto, la mayoría de los que necesitaba un 'puerto dentro o fuera lo buscaban porque sabían que la portabilidad no minaba su fuerza. Era la una de la madrugada antes de la última de las Flechas que se iba, partió. Tres habían llegado a la medianoche, después de completar sus misiones. Los tres habían decidido aceptar la oferta de Vasic y de Ivy de una cena tardía y una cama, se irían después del desayuno. Ayudaron a Ivy y a Vasic a limpiar y no es que hubiera mucho que hacer.

Las Flechas eran compulsivamente ordenadas y en algún momento durante la fiesta, cualquier plato utilizado habían sido puesto en el lavavajillas, el ciclo de funcionamiento. No había suciedad. Todo lo que realmente tenían que hacer los cincos era poner en orden las sillas o sofás que estaban fuera de posición. Después, Ivy le dijo a los demás que tomaran asiento en la mesa del comedor mientras ella mezclaba las bebidas nutritivas calientes. En su lugar, eligieron la disposición de los asientos relajada al lado de la zona de la cocina. Mantuvo un oído abierto a la conversación mientras hacía las bebidas, escuchando los tonos profundos de Vasic preguntando sobre las misiones completadas, escuchó las respuestas. En el momento en que ella se sentó junto a Vasic, acurrucándose sus piernas en el sofá y ajustándose a sí misma contra su costado, el debate había pasado a la formación de los niños Flechas cuando se trataba de sus habilidades peligrosas. Vasic, Ivy sabía, se aseguraría de dar a Aden un desglose de todas las diferentes sugerencias. El líder Flecha estaba actualmente sopesando opciones para el largo plazo. Los planes a corto plazo ya estaban organizados, con el dolor y la tortura ya no se encontraba en el menú de la disciplina y el entrenamiento.

No más niños Flecha crecerían como lo había hecho Vasic, como lo había hecho Aden, como estos tres sentados aquí lo habían hecho. A ellos se les otorgaría opciones, crecerían en un mundo en el que se conectarían a empáticos a través del nido de abeja, un mundo donde el amor y la amistad no fueran prohibidos. Un mundo en el que las reuniones como ésta sería una parte normal de sus vidas.

Contenta y esperanzada, Ivy se sentó en feliz silencio contra el calor musculoso de Vasic, un Conejo soñoliento que había saltado hasta dormitar a su otro lado. Esta nueva parte de la casa ya no se sentía demasiado nueva, demasiado llena de espacio. Llevaba el eco de muchas voces ahora, la huella de muchas vidas. Se había convertido en un hogar.

Referencias[]

Enlaces de Interés[]

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